“Agarra bien el tenedor.”,
“Come con la boca cerrada.”, “¡Usa la servilleta!”, “comételo todo”, “deja de
levantarte de la mesa”...
El eterno discurso paterno
a la hora de la comida suele transformar lo que debería ser un buen momento en
una tortura para ambas partes: el
niño sufre, papa se pone nervioso y todos terminan atragantados y deseando que
el momento de la comida pase lo más rápido posible.
Siempre soñé con que mis “hijos”
comieran de todo sin necesidad de pasar malos tragos, pero que hacemos cuando
entramos en la etapa de “esto no me gusta”,”esto tampoco”, “no quiero comer”, “estoy
cansado”,…
A veces también es un poco
culpa nuestra, estamos cansados del trabajo, las clases, el traqueteo de todo
el día y solo deseamos que esta pesadilla pase y podamos pasar un bonito
momento todos juntos.
Recuerdo cuando era
pequeña y mi madre se empeñaba en que tenía que comer legumbres, cosas que
nunca me gustaron y siguen sin gustarme sinceramente, recuerdo esos mediodías al
volver del cole y comer obligada llorando porque hasta que no terminara la última legumbre no te podías
mover de la mesa, así lloraras, patalearas o lo que se te ocurriera.
Ahora se lo mal que lo
pasaba ella y la verdad es que lo siento mucho, tampoco estaban tan malas.
Ahora soy yo quien se
encuentra en esa tesitura, hasta hace muy poquito el bichito comía
estupendamente cuando estaba con nosotros, sobretodo conmigo, y comía de todo
sin quejarse pero de repente un día empezó con que no quería algo y todavía sigue,
cada día una historia nueva, da igual si el plato es su preferido o no, se
queja igualmente y no quiere nada. Da igual que le vayas a dar un premio, que
le digas que vamos al parque, al cine, a casa de un amiguito,…. si se lo come
todo. Da igual si después le vas a dejar un ratito la consola o si le quitas su
juguete preferido.
El dice que no le gusta y
eha hay se queda, que no le gusta y nos toca engañarle de alguna manera para
que sin protestar mucho se termine el dichoso plato y no tengamos que estar
castigando todo el rato o papa teniendo que gritar de los nervios.
Revisando por internet
encuentras diversos artículos con trucos insospechados, van desde los más normalitos a los mas locos,
muchos coinciden en que no se le de importancia, que si no les hace caso comerán
por ellos mismos, pero que haces si lleva una hora de reloj y el plato esta
enterito???
De momento no hacemos caso
a lo que leemos por ahí, nos dejamos llevar por
nuestro instinto y nos armamos de paciencia esperando que esta etapa
pase pronto y podamos volver a disfrutar de ese momento tan bonito compartiendo
la mesa a la hora de la comida sin tener que discutir.
Que podamos comer de todo
y cocinar juntos sin matarnos.
Bueno recemos lo que
sepamos y a esperar.
Y vosotras/os que hacéis a
la hora de la comida con vuestros bixillos??
Ya habéis pasado por la época
de no me gusta??